lunes, 24 de marzo de 2008

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Oda a la perfección, oda al paradigma


En el momento en que muera,
no quiero ser feliz
Pues nadie es feliz cuando muere
Quiero ser dichoso
No quiero pensar en nada
Si vivi bien o no
sólo vivi
La muerte es un estado cero
y es mejor prepararse para ello
nunca habia estado tan a fin con el espíritu automata
pero el orgullo y la resignación hacen un demonio que babea sobre mi cabeza
Sólo sé que hay un ente
Dios? yo? no se pero lo hay
Esto no es de mi mente
Estas palabras no las invente
estaban en el viento
y...
"eso" me las soplo.

HABLANDO DE MUERTE


Poesia,

En aquella noche sombría, cuando la lluvia caía, la muerte me habló
Me dijo cosas secretas, me reveló los misterios y nada cobró
También menciono el caos, el transito y la sobrepoblación
Me amenazó con ella, con la razón el corazón y la polución.

No recuerdo su cara pero revivo su voz
No tenía ojos pero me leía el corazón
Me detalló todo aquello que no puedo repetir
Y en todos los enigmas me decidió instruir

Empezó con los inicios, explicándome así cada principio
Me habló de errores, de desaciertos y perturbaciones
No era tenebrosa, no era amistosa y tampoco cariñosa
Sus palabras pude oír, pero ahora me es imposible repetir
Después de su charla mi boca sólo sirve para digerir

Ganando mi cabeza cada palabra, así se alargaba su charla
Todo tenía sentido, me lo explicó todo, paso por paso
Además me predijo cómo la tierra se haría pedazos
Me ayudo a diferenciar entre las verdaderas profecías y las falsas profecías
A saber interpretar a Nostradamus y Sacarías

La muerte me habló, supe que era ella por su cálido humor de centella
Sus costillas visibles, y ahí, mi miedo tangible
Su mirada perdida, su corazón en la herida, y de nuevo yo con mi valor en miseria.

Despedazando en su historia al mundo, me iba riendo yo en lo profundo
Con cada explicación su voz me parecía una canción, definitivamente la muerte me habló
Me dijo cosas secretas y hasta humilló a sus propias sectas.

Me explicó a dónde lleva a la gente y qué tiene Dios en su mente
Me explicó el por qué de las hojas de otoño y me dio la anatomía de la infelicidad
Me replicó mis errores y renegó mi ansiedad

A parte de darme cocimiento, me dio la razón
Luego bendijo las enfermedades y creó una explosión
Entendí por ella la lógica del ciclo, la injusticia de la vida, y la ley del fin.
Me ubico en aquel ciclo, consoló mi desgracia y luego sólo me miró.

Pasó a explicarme los sentimientos y memorias del honor.
La importancia de la envidia, el sentido del odio y el objetivo rencor
Ganó en los debates, calló mi obsesión
Y siguió explicándome sin tener compasión.


Sabía demasiado, me refiero a los dos,
Tenía todo planeado, la inocencia, el nacer y crecer.
Conocía la esencia del mismísimo ser, omnisciente ella, me cedió todo su amor
Y me recordó que para que viva debe existir el rencor.

No puedo repetir sus palabras, tal vez eso faltó
Pero sólo soy un humano de esos que mata y mató
Pero puedo aseverar que la muerte me habló
Pero también estoy seguro que después me calló.

POR AMOR LO HICE

Cuento, escrito el 16 de nomviembre de 2007

No me quejo de nada, nací así y desde que empecé a vivir sabia que esta sería mi vida, en ningún momento me queje de ella, pero tampoco puedo negar, como acto de modestia, que es una vida dura y digna de llamarse karma. Mi madre también tuvo que soportarla y yo lo hago ahora, aunque ella y yo siempre tuvimos la misma motivación: el amor.


Yo sólo trabajo para vivir, nada me sobra, y en algunas ocasiones inclusive me falta. Mi labor la hago durante todo el día aunque prefiero las horas de la noche ya que en estas todo resulta ser más fácil. No soy espía pero me toca, junto con mis compañeras, laborar en secreto; y algunas veces el trabajo es tan escaso que mis compañeras se convierten en enemigas. Tengo toda seguridad de que ellas, al igual que yo, también dan todo de si para lograr completar el trabajo diario. El trabajo del que hablo es tan duro que he visto amigas mías morir, y lo que es peor, he tenido que ver a sus hijos morir esperando a que su madre vuelva.


A pesar de todas estas dificultades, nuestra población es numerosa; y quizá sea gracias a esto que aun nos mantenemos en este mundo.


Para dejar a un lado los ambages empezaré a describir mí arduo vivir:

Como ya dije anteriormente, esperó a eso de las seis de la tarde para salir de mi refugio cerca de un lago, voy directo adonde se encuentran mis “donantes”, debo entrar a sus casas y perseguirlos a lo largo de esta sin que sepan de mi presencia. Una vez que se queden quietos o incluso dormidos, entro en el acto, les robo el alimento que a ellos tanto les sobra y que a mi tanto me falta. Estos asquerosos animales se ponen tan furiosos con mis robos que inclusive han tratado de matarme en varias ocasiones, han hecho grandes movimientos de hordas enardecidas para buscarme a mí, a mis amigos y familiares para emboscarnos y matarnos; son tan crueles que también han tratado de ahogarnos con gases venenosos o electrocutarnos. Y su sed de venganza no para ahí, también he sabido de intentos frustrados de ir hasta los resguardos de nuestros bebes para envenenarlos con aceites tóxicos o dejarlos abandonados en la maleza de los bosques.


Si el hurto sale correctamente, me escapo cargando todo el peso de la comida sobre mi espalda hasta donde se encuentran mis hijos, si todo sale mal… termina mi vida, la de mis hijos y la de mis hermanos, no, no, no, la de mis hermanos no, son ellos tan holgazanes que prefieren alimentarse de hierbas y plantas con tal de no arriesgarse y es así que han tenido tantos hijos que dejan regados por ahí, dejándole más trabajo a más mujeres que tendrán que arriesgar sus vidas para alimentarlos, a más mujeres que tendrán que pasearse por la vida cuidando su cuerpo tan codiciado por los sádicos sólo para aplastarlo, envenenarlo, mutilarlo, lacerarlo y desahogarse con él.


Una vez que acaba la jornada mortal, donde veo morir a mis congéneres, llego a donde están mis hijos, llenos de expectativas sobre mi regreso, les doy la visita del día y me quedo allí dando vueltas y rezando porque no lleguen los infelices asesinos a los que robe para vengarse conmigo y con mi familia. Me quedo allí rezando y esperando un nuevo día, para salir a arriesgar mi vida, para salvar la de mis herederos (lastima que sólo hereden desgracia).

Toda la pesadilla de mi vida acaba en el verano cuando los niños se convierten en adultos y me abandonan, realmente es triste saber que ellos nunca dependieron de mí y que todo lo que hice fue por mi misma, ilusionada con un amor falso, pero es bueno saber que al menos por amor lo hice.


Luego me quedo allí esperando la muerte que por suerte o desdicha no me llego antes…

Monólogo de un zancudo hembra si pudiese escribir…